
Normas y límites

La forma en que los padres, las madres o cuidadores y cuidadoras interactúan con sus hijos o hijas tiene un impacto crucial en su desarrollo emocional, social y cognitivo. Los estilos parentales son el conjunto de actitudes, comportamientos y métodos que los padres y/o madres utilizan para criar a sus hijos o hijas, y estos pueden variar ampliamente de un hogar a otro. Tradicionalmente, se identifican cuatro estilos parentales principales: autoritario, permisivo, negligente y democrático. Cada uno de estos estilos refleja diferentes enfoques hacia la disciplina, la independencia y la expresión emocional.
El estilo autoritario se asocia a una parentalidad más exigente y poco receptiva mientras que el estilo permisivo se caracteriza por un afecto desmedido carente de límites. En cuanto al estilo negligente se identifica con una crianza ausente tanto de afecto como de normas. Estos tres estilos suelen asociarse con resultados problemáticos para el bienestar infantil. El estilo democrático, por el contrario, se caracteriza por un balance entre el control y el apoyo emocional, y ha demostrado ser el más eficaz en el fomento de la autonomía y el respeto mutuo. En este contexto, establecer límites adecuados es esencial para el desarrollo de una personalidad equilibrada, que permita a los infantes gestionar tanto sus emociones como sus interacciones sociales.
Este artículo ofrece pautas sobre cómo establecer límites adecuados desde
la perspectiva de la psicología infantil, enfocándose en la importancia de la
consistencia, la comunicación clara y el respeto mutuo.
Es fundamental tener en cuenta la etapa de desarrollo del niño o la niña para establecer límites de manera apropiada. A medida que los niños y niñas crecen, sus necesidades y capacidades cambian, por lo que también deben hacerlo los límites. Los y las bebés, por ejemplo, necesitan límites en cuanto a seguridad física (evitar el acceso a objetos peligrosos), mientras que los niños y niñas más mayores requieren reglas relacionadas con la independencia, el respeto hacia los demás y la gestión de emociones. A medida que los niños y niñas maduran, los límites pueden volverse más flexibles, permitiendo cierto grado de autonomía y toma de decisiones.

Pautas para estableces límites adecuados

- Ser Consistente La consistencia es clave cuando se trata de establecer límites. Los niños y niñas deben saber que las reglas son estables y se aplican de manera constante. Esto ayuda a crear un sentido de previsibilidad, lo que les brinda seguridad. Si un límite se aplica solo de manera ocasional o de forma inconsistente, pueden sentirse confundidos y desarrollar dificultades para seguir las reglas. Para ello es fundamental proponer y decidir los límites en familia antes de comunicárselos, evitando crear normas o imponer consecuencias de forma impulsiva.Por ejemplo, Juan tiene 6 años y suele dejar sus juguetes tirados después de jugar. La regla que se ha establecido es “Después de jugar, todos los juguetes deben guardarse en su caja antes de cenar”. Recuérdale la regla, antes de empezar a jugar con cariño y quedando claro que se ha entendido. Si un día no recoge, mantén la consecuencia acordada, como no usar esos juguetes al día siguiente.
- Sea Claro y Específico: Los límites deben ser claros, comprensibles y específicos. Evite instrucciones ambiguas que puedan generar confusión. Por ejemplo, en lugar de decir “compórtate bien”, sea más concreto con algo como “habla en tono bajo cuando estemos en la mesa”. De este modo, los y las niñas y niños pueden comprender mejor lo que se espera de ellos o ellas y cómo deben comportarse. Esto le ayuda a entender exactamente qué se espera de ellos y ellas, evitando interpretaciones ambiguas sobre el comportamiento adecuado.
- Mantenga una Actitud Calmante y Respetuosa: Se aprende más del comportamiento de los padres y madres que de sus palabras. Cuando un niño o niña infringe una regla, es importante que la respuesta del adulto sea calmada, respetuosa y proporcional a la situación. Las respuestas impulsivas, como gritar o castigar de manera excesiva, pueden generar miedo, frustración o resistencia. Una respuesta calmada fomenta el entendimiento y el respeto, y evita que los niños y niñas asocien la disciplina con sentimientos de animosidad y, además, les facilita adquirir habilidades adecuadas para resolver sus propios conflictos. Cuando se saltan el límite, o no obedecen a la hora de recoger, darles el mensaje en lugar de gritos “Entiendo que te gusta jugar, pero rompiste el trato sobre sobre el tiempo de Tablet, o de televisión. Como consecuencia, mañana no podrás usarla” Al mantener la calma, y darle validez a la situación, le enseñas a manejar las emociones y a aceptar las consecuencias de sus acciones sin resentimientos.
- Explique el Motivo Detrás de los Límites: Desde una edad temprana, los niños y las niñas pueden empezar a comprender por qué existen ciertos límites. Explicar las razones detrás de las reglas y comportamientos esperados permite que desarrollen su capacidad de reflexión y empatía. Esto les enseña a entender las consecuencias de sus acciones y a interiorizar valores importantes, como el respeto y la responsabilidad. Por ejemplo” Me das la mano para cruzar la calle porque vienen coches y van rápido y podrían no verte y hacerte daño” “Si cruzamos juntos y mirando a ambos lados, nos aseguramos de que no haya coches y llegamos sanos y salvos.” De esta manera el niño o la niña asocia el límite con su seguridad personal, no con una prohibición arbitraria.
- Establezca Consecuencias Proporcionadas: Las consecuencias de no seguir los límites deben ser apropiadas y coherentes. La psicología infantil subraya que las consecuencias deben ser claras y alineadas con el comportamiento del niño o la niña. Por ejemplo, si no se cumple con una regla, una consecuencia natural podría ser la pérdida de un privilegio, como el tiempo frente a la pantalla o jugar con un juguete específico. Aún mejor si la consecuencia está directamente relacionada con el comportamiento, como limpiar la pared si la ha pintado. Las consecuencias deben tener el propósito de enseñar, no de castigar, y deben aplicarse de manera justa, por ello, también es recomendable no solo señalar a la niña o el niño los comportamientos inadecuados, si no facilitarle comportamientos alternativos adecuados. En el ejemplo anterior de recoger los juguetes podría ser Consecuencia proporcional: “Si los juguetes no se guardan, no podrás jugar con ellos mañana.” Esto refuerza la importancia de cumplir con la regla sin necesidad de castigos severos.
- Fomente la Participación del Niño o de la Niña: En lugar de imponer reglas de manera unilateral, involucrar a la niña o el niño, en el proceso de establecer límites puede ser una estrategia muy efectiva. Al darle un espacio para expresar sus opiniones sobre lo que es justo y razonable, el niño o niña se siente valorado y más dispuesto a seguir las normas. Esto también les enseña habilidades de negociación y colaboración. Por ejemplo, se le puede ofrecer entre dos cosas ¿Qué prefieres el cuento antes o después de cenar? O ¿Te parece bien que después del cuento apaguemos la luz? ¿Quieres que el cuento sea de 5 o 10 minutos?”
- Refuerce Positivamente el Comportamiento Adecuado: Asegúrese de reforzar el buen comportamiento cuando los niños y las niñas respetan los límites establecidos. El refuerzo positivo, como elogios, recompensas o tiempo de calidad juntos, promueve la autoestima y hace que el niño y niña asocie el cumplimiento de reglas con sentimientos agradables. Reconocer y celebrar los esfuerzos de los niños y de las niñas, para seguir los límites refuerza la motivación intrínseca para hacerlo. Frases como ¡Gracias por ayudarme a poner la mesa! ¡Intentaste ponerte los zapatos tú solita! Estoy muy orgullosa de lo trabajadora que eres. ¡Vamos a intentarlo otra vez juntas! Hoy merendamos tortitas, como acordamos por recoger tu cuarto!

Aplicar estas estrategias de manera coherente y con empatía ayuda a establecer un entorno seguro y afectivo en el que los niños y niñas pueden crecer emocionalmente saludables, desarrollando habilidades sociales y cognitivas valiosas. Recuerda que los límites no solo hacen referencia a la disciplina, sino que también enseñan valores, fomentan la autonomía y preparan a los niños y niñas para afrontar los desafíos con confianza y respeto hacia los y las demás. Si deseas obtener más información o asesoramiento personalizado sobre cómo establecer límites adecuados y fomentar un desarrollo emocional adecuado en tus hijos e hijas, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. Como centro especialista en infancia, estamos aquí para acompañarte y ofrecerte el apoyo que necesitas. ¡Escríbenos y estaremos encantados de ayudarte!
Departamento de Psicología de Centro Altea: Cristina Bascones Garibi, Cristina
de Miguel Blanco, María Gutiérrez Fernández y Paloma Vicente Díaz.
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